EL ESTILO SŌANA la casa estilo so-an se entra mediante una puerta muy pequeña. Sin importar el rango de cada uno, la entrada sólo puede hacerse arrastrándose hacia el interior, los participantes a la ceremonia se hacen simbólicamente iguales.
"Sōan" significa "cabaña de pasto" y se refiere a características típicas encontradas en muchas de las casas de té.
Consta, como la mayoría de casas de té, de dos elementos: el jardín y el edificio en sí. Materiales muy sencillos conforman el jardín, que a pesar de ello se encuentra cuidadosamente diseñado. El camino de piedras o roji, en el cual destaca una piedra mayor a la entrada, los senderos de gravilla, los islotes de paja finamente arreglados, la piedra para despojarse del calzado o kutsunugi ishi, son parte de un complejo pero sutil micro cosmos que rodea la casa de té.
La estructura no tiene ventanas con bellas vistas. El chado o camino del té es el centro de atención. La luz se controla mediante el uso de pequeñas ventanas ubicadas de tal manera que los utensilios de la ceremonia se muestren de la forma más agradable posible.
El recinto del té o SUKIYA. El ideograma original de la palabra sukiya caracteriza este lugar de fantasía. Según refieren distintos Maestros de té, más tarde aquel ideograma ha sido cambiado, puede significar también "lugar que está vacío" o "lugar de simetría deficiente".
Lugar vacío porque carece de adornos con excepción de lo indispensable. De la simetría deficiente porque está dedicado ala adoración de lo incompleto e imperfecto.
Las casas para las ceremonia de té se denominan cha-shitsu (茶室, chashitsu lit. "habitación de té") , se encuentran separadas de la vivienda.
El primer recinto separado ha sido creación de Sen-no Soyeki, conocido por el nombre que adoptó más tarde, Rikyu en el s. XVI. Este Gran Maestro ha formulado las bases de la ceremonia del té y le ha dado perfección.
El caracter de lo impermanente es lo que se manifiesta en la costrucción del recinto, lo eterno toma cuerpo en la sencillez y la embellece por la luz que emana.
Las medidas del SUKIYA han sido fijadas en el s XV por el Maestro Jowo. dan cabida a cinco personas. Dentro cuenta con un MIZUYA, donde se lava la vajilla y se dispone. Posee una entrada, un vestíbulo MACHIAI donde esperan los invitados antes de ser llamados al SUKIYA. ambos están conectados por un sendero en el jardín, llamdao ROJI.
El SUKIYA se diferencia de la otra arquitectura clásica del Japón, su simplicidad y pureza son consecuencia de la imitación de los monasterios de budismo Zen. El TOKONOMA o sitio de honor corresponde al altar del templo, con la diferencia que en él se colocan flores y rollos. Arreglos florales conocidos como CHABANA se sitúan de la forma más atractiva posible. El espíritu del arte del chabana es crear arreglos que reflejen la forma en que se verían en su entorno natural utilizando el menor número posible de elementos para alcanzar ese objetivo. Se utilizan flores que viven durante sólo un día para subrayar la importancia de esa ceremonia del té en particular. Los rollos pueden ser escénicos o simplemente ilustrar los símbolos de WA, KEI, SEI y JAKU.
El tamaño ortodoxo se calcula en cuatro tatamis y medio (de 0,90 cm de ancho por 1,80 de largo) y está fijado en el sutra de Vikramaditya. según el cual éste invitó al SUKIYA al santo Manjusri y sus 84.000 discípulos. alegoría que da cuenta de que para un iluminado no hay lugar delimitado.
El ROJI, el sendero, es la primera estación de la meditación, la transición a la iluminación interior, produciendo un efecto liberador. Se camina sobre piedras regularmente irregulares y hojas de abeto, pasando entremedio del verde perenne al lado de las linternas de granito.
Así da la posibilidad de sentirse como en un bosque, lejos del ruido.
La escencia de los sentimientos que produce el paso por el ROJI (sendero) fue plasmada por diferentes Maestros.
RYKYU opinaba que el secreto del ROJI estaba plasmado en la antigua canción:
"Estoy mirando:
no hay flores
ni hojas abigarradas.
A la orilla del mar
está sola una cabaña
en la luz que desaparece
en una tarde otoñal".
KOBORI ENSHU en cambio lo veía en este verso:
"Un grupo de árboles en verano,
un pedazo de mar,
una luna pálida"
Así preparado el invitado se acercará al SUKIYA, el lugar verdadero de la paz.
Dentro del recinto y según el turno acordado, demostrando su reverencia ante los objetos colocados en el TOKONOMA, toman asiento. El anfitrión entra después que los invitados están sentados y el silencio sea interrumpido sólo por el sonido del agua que hierve en el FURO, al cual se le colocan hierros dentro para que produzcan cierta melodía. Esta música evocará el eco de una catarata apagado por nubes, el eco de un mar lejano que rompe sus ola contra las rocas, el eco del temporal que pasa por el bosque de bambú, y el eco del susurro de abetos sobre una colina.
Aún durante el día la luz es muy apagada en el SUKIYA, porque el bajo pináculo del techo inclinado no deja pasar muchos rayos de sol.
Todo tiene color tranquilo quedan excluidos lo brillante y lo flamante. Pocas vasijas de bambú, servilletas de hilo. Limpieza y pulcritud en todos lados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario